Las trabajadoras del sector social en España se preparan para una movilización masiva en 17 ciudades, exigiendo cambios inmediatos ante la creciente precarización de sus condiciones laborales. Este sector, que desempeña un papel crucial en el apoyo a las personas más vulnerables de la sociedad, enfrenta una crisis que no solo afecta a sus trabajadoras, sino que también pone en riesgo la calidad de la atención que reciben aquellos a quienes sirven. La situación ha alcanzado un punto crítico, con un aumento alarmante de agresiones y asesinatos de profesionales en el campo, lo que ha llevado a un llamado urgente a la acción.
La precariedad laboral en el sector social ha sido un tema recurrente en los últimos años. Las trabajadoras, en su mayoría mujeres, se encuentran atrapadas en un sistema que prioriza el beneficio económico sobre el bienestar social. La privatización de servicios esenciales ha llevado a una disminución de la calidad y a un aumento de la explotación laboral. Las trabajadoras denuncian salarios miserables, falta de estabilidad laboral y una carga de trabajo insostenible, lo que ha resultado en un deterioro de su salud física y mental. Este contexto ha llevado a la creación de plataformas que agrupan a trabajadoras de diferentes comunidades autónomas, unidas en su lucha por el fin de la precariedad.
La movilización del 20 de septiembre representa una oportunidad para que estas trabajadoras expresen sus demandas de manera clara y contundente. Entre sus exigencias se encuentra la creación de un convenio autonómico que establezca salarios y condiciones laborales dignas. Las trabajadoras abogan por un servicio de titularidad pública, que elimine la intervención de fondos de inversión y empresas privadas, y que garantice la estabilidad y profesionalización del sector. Además, subrayan la necesidad de cuidar la salud psicoemocional y física de las trabajadoras, quienes han llegado a un punto de saturación.
La violencia estructural que enfrentan las trabajadoras del sector social es un tema que no puede ser ignorado. En los últimos meses, varios casos de asesinatos y agresiones han puesto de manifiesto la falta de protección y apoyo que reciben. La desprotección de estas profesionales no solo afecta su bienestar, sino que también repercute en la calidad de atención que reciben las personas vulnerables. La lucha por condiciones laborales dignas es, por tanto, una lucha por la dignidad de todas las personas a las que atienden.
Además de las demandas laborales, las trabajadoras del sector social también enfrentan un contexto social complicado. La ultraderecha ha intensificado su ataque contra los servicios sociales, señalando a colectivos vulnerables como los menores no acompañados y los migrantes. Este discurso de odio no solo afecta a las trabajadoras, sino que también pone en riesgo la vida de las personas a las que sirven. La falta de compromiso real por parte de los gobiernos y actores políticos ha contribuido a esta situación, dejando a las trabajadoras y a las personas vulnerables en una posición de desamparo.
La movilización del 20 de septiembre es, por lo tanto, una manifestación de la resistencia y la determinación de un sector que se niega a ser ignorado. Las trabajadoras del sector social no solo luchan por sus derechos laborales, sino también por una sociedad más justa y humana. La atención a las personas más vulnerables debe ser una prioridad, y la calidad de los servicios sociales no puede ser sacrificada en nombre del lucro empresarial.
En este contexto, es fundamental que la sociedad en su conjunto escuche las demandas de las trabajadoras del sector social. La movilización no solo busca visibilizar la precariedad laboral, sino también promover un cambio en la percepción social sobre el trabajo que realizan. La lucha por un sector social más justo y seguro es una lucha por la dignidad de todas las personas, y es responsabilidad de todos apoyar esta causa. La atención a las personas vulnerables no debe ser un negocio, sino un derecho fundamental que debe ser garantizado por el Estado.
La respuesta de los servidores públicos a estas demandas marcará el rumbo de la sociedad en el futuro. La movilización del 20 de septiembre es una oportunidad para que la voz de las trabajadoras del sector social sea escuchada y para que se inicie un camino hacia la mejora de sus condiciones laborales y la dignificación de su trabajo. La lucha por un sector social más justo, seguro y 100% público es una lucha que nos involucra a todos, y es hora de que se tomen medidas concretas para garantizar un futuro mejor para las trabajadoras y las personas a las que atienden.