Una cocina libre de bacterias no solo depende de la limpieza de las encimeras o los utensilios del día a día. Los trapos de cocina, que usamos de manera casi continua para secar las manos, los platos o las superficies, se convierten en uno de los aspectos más ignorados y que afectan a la higiene. Cambiándolos y lavándolos todos los días, marcará la diferencia entre tener una cocina higiénica y tener un caldo de cultivo para gérmenes. Este pequeño gesto es clave para mantener la salud y el orden en el hogar.
**Lavar los trapos de cocina a diario**
Los trapos de cocina tienden a conservar humedad, restos de alimentos y grasas, convirtiéndose en un lugar ideal para las bacterias. Si se utilizan en días consecutivos, generarán malos olores y existirá un riesgo real de contaminación cruzada con los alimentos. Cambiarlos cada día supone reducir el riesgo y asegura que la cocina permanezca limpia y segura. Una buena práctica consiste en tener en todo momento un cierto número de paños limpios listos para su uso, y lavarlos con la ropa de algodón o blanca. Esta práctica, sencilla pero efectiva, permite que la higiene se mantenga de un día para otro y sin ningún esfuerzo adicional en el mantenimiento del hogar.
**Cómo lavar correctamente los trapos de cocina**
Los trapos de algodón son los más habituales en las cocinas, y debido al contacto directo con los utensilios, es necesario un mantenimiento exhaustivo. Para este primer lavado conviene hacer un prelavado con detergente y, posteriormente, un lavado a como máximo 60 grados; por último, la incorporación de una pequeña cantidad de lejía diluida o del blanqueante adecuado garantiza la eliminación de gérmenes. Una vez limpios, se deben secar al aire para evitar la humedad y la proliferación de los hongos.
Por otro lado, los trapos de microfibra son los más apropiados para absorber líquidos, así como para limpiar superficies más delicadas de la cocina; no obstante, requieren un tratamiento diferente. En este caso se recomienda lavarlos una vez a la semana a 40-60 grados, añadiendo detergente en polvo y una cucharada de percarbonato o bicarbonato de sodio. Aclarados dos veces van a evitar los residuos del detergente. Los trapos de microfibra deben secarse completamente al aire antes de guardarlos, para evitar así los olores y el moho.
**Organización y mantenimiento de los trapos de cocina**
Una vez los trapos estén secos, deben doblarse y guardarse de forma ordenada. Para ello, se deben alinear los bordes y proceder a realizar un plegado en vertical y en horizontal, lo que va a permitir sacar el mejor partido al espacio de los cajones y poder mantener el orden. Realizar esta rutina va a permitir tener un acceso rápido al trapo en cuestión y evitar que se mezcle cualquier trapo con el resto de los utensilios.
Cambiar y limpiar los trapos de cocina todos los días no solo mejorará la imagen del hogar, sino que también mejorará la salud. Este pequeño gesto cotidiano es de gran ayuda para tener una cocina libre de bacterias y con un ambiente más fresco. Los trapos de cocina, bien organizados y con una rutina de lavado, se convierten en la mejor forma de preservar la limpieza y la estabilidad de uno de los lugares más importantes de la casa.