La madrugada del 10 de junio de 2025, A Coruña fue escenario de un incendio devastador que consumió un edificio ocupado en la calle Barrera. Los Bomberos de la ciudad trabajaron incansablemente durante casi cinco horas para controlar las llamas, que amenazaron con extenderse a las estructuras vecinas. Este incidente no solo dejó un edificio completamente calcinado, sino que también provocó la evacuación de varios inmuebles cercanos y la atención médica de cinco personas por inhalación de humo.
Los primeros reportes del incendio comenzaron a llegar a los servicios de emergencia minutos antes de las tres de la mañana. Los vecinos, alarmados por el intenso humo y las llamas que brotaban del número 30 de la calle Barrera, alertaron a las autoridades. Este edificio, que había estado deshabitado y ocupado por personas sin hogar, se convirtió en el epicentro de una situación crítica que requirió la intervención de múltiples unidades de emergencia.
La respuesta de los Bomberos fue rápida y efectiva, con ocho dotaciones enviadas al lugar, además de dos ambulancias del 061 y efectivos de la Policía Local y Nacional. A medida que las llamas se propagaban, los residentes de la zona vivieron momentos de gran tensión. Muchos se asomaron a sus ventanas y balcones para observar el esfuerzo de los Bomberos por controlar el fuego, mientras que otros, evacuados por precaución, se quedaron en la calle, esperando noticias sobre la situación.
Los equipos de emergencia lograron controlar el incendio alrededor de las siete de la mañana, aunque el trabajo no terminó ahí. Durante la mañana, los Bomberos regresaron al lugar para realizar inspecciones y asegurarse de que no hubiera riesgos adicionales. El edificio afectado quedó completamente destruido, con el tejado derrumbado y daños significativos en las estructuras adyacentes.
El impacto del fuego no se limitó al edificio en llamas. Fuentes municipales confirmaron que al menos el número 29 de la calle San Nicolás también sufrió daños, aunque no se reportaron afectaciones estructurales graves en los edificios colindantes. Sin embargo, el edificio frente al que ardió el inmueble, catalogado como patrimonio y construido en 1907, sufrió la rotura de todos sus cristales, lo que añade una capa de preocupación sobre la preservación del patrimonio arquitectónico de la zona.
Afortunadamente, la mayoría de los vecinos de los edificios evacuados pudieron regresar a sus hogares poco después del incidente, excepto aquellos del número 29 de la calle San Nicolás, quienes aún enfrentan incertidumbre sobre la seguridad de su vivienda. La rápida respuesta de los servicios de emergencia y la colaboración de la comunidad fueron cruciales para evitar una tragedia mayor.
Este incendio en A Coruña resalta la importancia de la vigilancia y la seguridad en edificios ocupados, especialmente aquellos que han estado deshabitados durante un tiempo prolongado. La falta de mantenimiento y las condiciones inseguras pueden crear situaciones de riesgo que amenazan no solo a los ocupantes, sino también a los residentes de las áreas circundantes. La comunidad y las autoridades locales deben trabajar juntas para abordar estos problemas y garantizar la seguridad de todos los ciudadanos.
La situación también pone de relieve la necesidad de recursos adecuados para los servicios de emergencia. Aunque los Bomberos actuaron con eficacia, la magnitud del incendio y el tiempo que tomó controlar las llamas subrayan la importancia de contar con personal y equipos suficientes para manejar emergencias de esta naturaleza. La colaboración entre diferentes cuerpos de seguridad y emergencias es esencial para garantizar una respuesta rápida y efectiva ante situaciones críticas.
En resumen, el incendio en la calle Barrera de A Coruña es un recordatorio de los peligros que pueden surgir en entornos urbanos, especialmente en edificios ocupados. La comunidad debe permanecer alerta y trabajar en conjunto para prevenir futuros incidentes y proteger tanto a los residentes como al patrimonio arquitectónico de la ciudad. La recuperación de los afectados y la restauración de la normalidad en la zona será un proceso que requerirá tiempo y esfuerzo, pero la resiliencia de la comunidad de A Coruña es un factor clave en este desafío.