Moldavia, un pequeño país situado entre Ucrania y Rumanía, se encuentra en un momento crucial de su historia política. Este domingo, los ciudadanos moldavos acudirán a las urnas para participar en unas elecciones legislativas que no solo definirán el futuro inmediato del país, sino que también reflejarán las tensiones geopolíticas en Europa del Este. En el centro del debate se encuentran dos visiones opuestas: una que busca acercar a Moldavia a la Unión Europea (UE) y otra que aboga por un retorno a la influencia rusa.
La presidenta Maia Sandu, del partido proeuropeo Acción y Solidaridad (PAS), ha sido una figura clave en este proceso. Desde su llegada al poder en 2020, ha impulsado reformas para alinear a Moldavia con los estándares europeos, buscando así facilitar su integración en la UE para 2030. Sin embargo, su mandato ha estado marcado por la injerencia rusa, que ha intentado socavar su gobierno mediante tácticas de desinformación y financiación clandestina.
### La Dualidad Política de Moldavia
Las elecciones legislativas de Moldavia se presentan como una prueba de fe para los votantes. Con un electorado de aproximadamente 2,4 millones de personas, las victorias suelen decidirse por márgenes muy estrechos. En este contexto, el partido de Sandu se enfrenta a la coalición prorrusa Bloque Electoral Patriótico, liderada por el expresidente Igor Dodon. Este último ha prometido una política de acercamiento a Moscú, incluyendo la reanudación de contratos favorables con Gazprom, la empresa estatal rusa de gas.
Las encuestas indican que el PAS podría obtener alrededor del 28,6% de los votos, una caída significativa respecto al 52% que logró en las elecciones anteriores. Por su parte, el Bloque Electoral Patriótico se sitúa en un 13,9%, pero su mensaje resuena especialmente en las zonas rurales, donde muchos votantes aún recuerdan los lazos de la era soviética.
La presidenta Sandu ha denunciado la injerencia rusa en el proceso electoral, acusando al Kremlin de gastar grandes sumas de dinero para influir en los resultados. Esta situación ha llevado a que las elecciones sean vistas como un capítulo más en la guerra híbrida que Rusia libra en Europa del Este. La estrategia de Moscú incluye la manipulación de la cuestión lingüística y étnica, así como el patrocinio de partidos prorrusos, todo con el objetivo de dividir a la sociedad moldava y desacreditar al gobierno proeuropeo.
### La Influencia Rusa y el Futuro de Moldavia
La influencia rusa en Moldavia no es un fenómeno nuevo, pero ha cobrado mayor relevancia en el contexto de la guerra en Ucrania. La situación geopolítica ha llevado a muchos moldavos a cuestionar su lealtad hacia Moscú. La presidenta Sandu ha sido clara al afirmar que la soberanía y la independencia de Moldavia están amenazadas por la injerencia rusa. En este sentido, su gobierno ha buscado fortalecer la cooperación con la UE y otros aliados occidentales.
Sin embargo, la relación de Moldavia con Rusia es compleja. A pesar de la retórica anti-Kremlin, Sandu no rompió inmediatamente los lazos con Moscú al asumir el poder. Su postura conciliadora se vio alterada en 2021, cuando rechazó un acuerdo que ofrecía precios bajos de gas a cambio de compromisos de no solicitar la adhesión a la OTAN. Esta decisión tuvo consecuencias económicas severas, incluyendo un aumento de la inflación y problemas de suministro energético que afectaron la popularidad de su gobierno.
La situación se complica aún más con la región separatista de Transnistria, que sigue siendo un punto de tensión. Aunque Rusia mantiene tropas en esta región, la autoridad de Moscú ha disminuido en la última década, y la mayoría de las exportaciones de Transnistria ahora se dirigen a la UE. Esto sugiere que, a pesar de la presencia militar, la influencia rusa en Moldavia está en declive.
La comunidad internacional, especialmente la UE, está atenta a los resultados de estas elecciones. La estabilidad de Moldavia es crucial no solo para su propio futuro, sino también para la seguridad de Europa del Este en su conjunto. La visita de líderes europeos a Chisináu durante la campaña electoral subraya el interés de Bruselas en asegurar un gobierno proeuropeo en Moldavia.
Si el PAS logra retener el poder con una mayoría clara, Sandu podrá avanzar en las reformas necesarias para la integración europea y mantener una cooperación estrecha con Ucrania. Sin embargo, si los partidos prorrusos obtienen una representación significativa, el futuro proeuropeo de Moldavia podría verse comprometido, lo que podría llevar a un estancamiento en el proceso de reformas y en la relación con la UE.
En este contexto, las elecciones legislativas de Moldavia no son solo una cuestión interna, sino un reflejo de las tensiones geopolíticas que afectan a toda la región. La decisión de los moldavos en las urnas tendrá repercusiones que van más allá de sus fronteras, afectando el equilibrio de poder en Europa del Este y la seguridad de la UE en su conjunto. La encrucijada en la que se encuentra Moldavia es un recordatorio de que, en la política internacional, las elecciones pueden ser mucho más que un simple ejercicio democrático; pueden ser un punto de inflexión en la historia de un país y de una región entera.