En el año 2023, el mundo científico se vio sorprendido por una señal sísmica global inusual que se manifestaba cada 90 segundos durante un periodo de nueve días, repitiéndose un mes después. Este fenómeno, que captó la atención de investigadores de diversas disciplinas, fue finalmente vinculado a dos megatsunamis que se originaron en un remoto fiordo del este de Groenlandia. Estos eventos fueron provocados por deslizamientos de tierra significativos, resultado del calentamiento de un glaciar que hasta ahora no había sido nombrado. La investigación, liderada por científicos de la Universidad de Oxford, ha abierto nuevas puertas en la comprensión de los procesos sísmicos y oceánicos, así como en la manera en que el cambio climático está alterando nuestro planeta.
La señal sísmica, que se pensaba que era un fenómeno aislado, fue objeto de estudio intensivo. Se creía que las olas generadas por los tsunamis habían quedado atrapadas en el sistema de fiordos, creando ondas estacionarias, conocidas como seiches, que provocaban las misteriosas señales. Sin embargo, hasta el momento, no existían observaciones directas que confirmaran esta teoría. Un buque militar danés que visitó el fiordo tres días después del primer sismo no logró detectar la ola que había sacudido la Tierra, lo que dejó a los científicos con más preguntas que respuestas.
Para abordar este enigma, los investigadores utilizaron datos altimétricos satelitales, una técnica que permite medir la altura de la superficie terrestre, incluyendo la del océano. Este método se basa en el tiempo que tarda un pulso de radar en viajar desde un satélite hasta la superficie y regresar. La investigación fue publicada en la prestigiosa revista Nature Communications, marcando un hito en la utilización de tecnología avanzada para estudiar fenómenos naturales complejos.
### Innovaciones Tecnológicas en la Observación de Tsunamis
El estudio se benefició del uso del satélite de Topografía Oceánica de Aguas Superficiales (SWOT), lanzado en diciembre de 2022. Este satélite está equipado con un innovador instrumento conocido como Interferómetro de Radar de Banda Ka (KaRIn), que utiliza dos antenas montadas en un brazo de 10 metros. Estas antenas trabajan en conjunto para triangular las señales de retorno del pulso de radar, permitiendo medir los niveles de agua oceánica y superficial con una precisión sin precedentes, alcanzando hasta 2,5 metros de resolución en un ancho de 50 kilómetros.
Los investigadores elaboraron mapas de elevación del fiordo de Groenlandia en diferentes momentos tras los dos tsunamis. Estos mapas revelaron pendientes claras a través del canal, con diferencias de altura de hasta dos metros, lo que indica un movimiento significativo del agua. Lo más sorprendente fue que las pendientes en estos mapas se presentaban en direcciones opuestas, lo que sugiere que el agua se movía hacia adelante y hacia atrás a través del canal, corroborando la existencia de las olas generadas por los tsunamis.
Para validar su teoría, los científicos correlacionaron estas observaciones con pequeños movimientos de la corteza terrestre medidos a miles de kilómetros de distancia. Esta conexión les permitió reconstruir las características de las olas, incluso en períodos que no fueron observados directamente por el satélite. Además, se llevaron a cabo análisis de las condiciones meteorológicas y de mareas para descartar que los movimientos del agua fueran causados por factores externos como vientos o mareas.
### El Impacto del Cambio Climático en los Fenómenos Naturales
El autor principal del estudio, Thomas Monahan, estudiante de doctorado en el Departamento de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de Oxford, destacó la importancia de estos hallazgos en el contexto del cambio climático. Según Monahan, «el cambio climático está dando lugar a nuevos extremos invisibles que están cambiando con mayor rapidez en zonas remotas, como el Ártico, donde nuestra capacidad para medirlos mediante sensores físicos es limitada». Este estudio demuestra cómo la nueva generación de tecnologías de observación terrestre por satélite puede ser utilizada para investigar estos procesos.
El satélite SWOT representa un avance significativo en el estudio de los procesos oceánicos en regiones como los fiordos, donde los satélites anteriores enfrentaban dificultades para acceder. La capacidad de medir con precisión la altura del agua y observar fenómenos como los tsunamis abre nuevas oportunidades para la investigación científica y la comprensión de cómo el cambio climático está afectando a nuestro planeta.
La investigación sobre los megatsunamis en Groenlandia no solo proporciona información valiosa sobre estos fenómenos naturales, sino que también subraya la necesidad de una vigilancia continua y el desarrollo de tecnologías innovadoras para enfrentar los desafíos que plantea el cambio climático. A medida que el planeta continúa experimentando cambios drásticos, la ciencia debe adaptarse y evolucionar para comprender mejor las complejidades de nuestro entorno.