La reciente sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados ha sido un evento inusual, marcado por la notable ausencia de figuras clave del Ejecutivo. El presidente Pedro Sánchez se encontraba en Bruselas en reuniones con la presidenta de la Comisión Europea, mientras que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, asistía a un evento deportivo en Polonia. Esta situación ha llevado a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, a asumir el papel de principal portavoz del Gobierno, enfrentándose a los diputados de la oposición, en particular a los del Partido Popular (PP).
### La defensa de un Gobierno en tiempos de crisis
Durante la sesión, Díaz se vio obligada a responder a las críticas de la oposición, que cuestionó la estabilidad del Gobierno de coalición. La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, fue la primera en lanzar ataques, acusando al Ejecutivo de estar rodeado de corrupción y poniendo en duda la unidad de la coalición. Sin embargo, Díaz no se dejó intimidar y defendió la gestión del Gobierno, afirmando que es «el más estable de Europa». En su intervención, presentó datos sobre el empleo y criticó a los diputados del PP por haber votado en contra de la revalorización de las pensiones, un tema sensible que afecta a millones de jubilados en el país.
La vicepresidenta no solo se limitó a defender su gestión, sino que también pasó al ataque, exigiendo al PP que «rinda cuentas» por las gestiones que han llevado a la pérdida de vidas en Madrid y Valencia. Recordó las 7.291 familias que perdieron a sus seres queridos debido a la gestión de la pandemia en residencias de ancianos en Madrid, así como las 228 víctimas mortales de la DANA en Valencia, situaciones que actualmente están siendo juzgadas. Esta estrategia de confrontación ha puesto de manifiesto la tensión existente entre el Gobierno y la oposición, especialmente en un contexto donde la política se encuentra polarizada.
### La respuesta del PP y la defensa de los datos
El debate se intensificó cuando el vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo, tomó la palabra. En su intervención, Bravo optó por cuestionar la veracidad de los datos de empleo proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Díaz, en respuesta, le recordó que los datos de empleo han mejorado significativamente desde la reforma laboral de 2013, que dejó a España con un paro del 27%. La vicepresidenta instó a Bravo a ser serio y a no difundir afirmaciones que podrían considerarse un delito, refiriéndose a la acusación de que el Gobierno estaba manipulando las cifras de empleo.
La tensión continuó cuando Elías Bendodo, vicesecretario de Coordinación Autonómica del PP, acusó al Gobierno de tener «más imputados que ministros» y de llevar a cabo una «guerra sanchista» contra aquellos que investigan la corrupción. Díaz, en un tono firme, le respondió que en política no todo vale y que el Gobierno está actuando con diligencia. Esta confrontación refleja no solo la rivalidad política, sino también la lucha por la narrativa en un momento en que la corrupción y la gestión de la pandemia son temas candentes en la opinión pública.
La sesión de control al Gobierno ha puesto de relieve la complejidad de la política española actual, donde la ausencia de líderes puede cambiar el rumbo de un debate. Yolanda Díaz ha demostrado ser una figura clave en la defensa del Gobierno, utilizando su plataforma para confrontar a la oposición y reafirmar la estabilidad del Ejecutivo. A medida que se acercan las elecciones, estas dinámicas se volverán cada vez más relevantes, y el papel de Díaz podría ser crucial en la configuración del futuro político de España.