En un reciente estudio realizado por la ONG Educo, se ha revelado que un alarmante 37,5% de los niños y adolescentes en España se sienten ridiculizados por adultos a través de comentarios que consideran incómodos o molestos. Este informe, que abarcó a 500 menores de entre 11 y 17 años, pone de manifiesto la necesidad urgente de revisar cómo los adultos interactúan con la infancia en entornos educativos y sociales. Frases como ‘cosas de niños’ y críticas en público son solo algunas de las situaciones que los menores enfrentan, lo que contribuye a un ambiente que no siempre es propicio para su desarrollo emocional y psicológico.
La encuesta también revela que si se incluyen aquellos niños que escuchan comentarios despectivos hacia sus padres o que sienten que los adultos les provocan, aunque sea en tono de broma, el porcentaje se eleva a un preocupante 80%. Esta situación plantea una reflexión sobre la percepción que tienen los adultos sobre la infancia y cómo sus palabras pueden impactar negativamente en la autoestima y el bienestar de los más jóvenes.
### La Normalización de la Violencia Verbal
El maltrato físico y el abuso son formas evidentes de violencia, pero el estudio de Educo destaca que otros comportamientos, como la ridiculización o el menosprecio, son igualmente dañinos. Miriam Torán, responsable de Movilización Social de Educo, señala que en los talleres que realizan con niños, estos expresan claramente que tales acciones les provocan sufrimiento. La violencia verbal, aunque menos visible, puede tener efectos duraderos en la salud mental de los menores.
Más de un 60% de los encuestados afirma no confiar en su capacidad para resolver conflictos, lo que indica que la falta de escucha activa por parte de los adultos limita su desarrollo emocional. La incapacidad de los niños para expresar sus sentimientos y opiniones puede llevar a una disminución de su autoestima y a una sensación de impotencia frente a situaciones que les afectan directamente.
La encuesta también revela que, a pesar de que los centros educativos son espacios donde la infancia debería tener voz, muchos niños sienten que sus opiniones no son valoradas. Un tercio de los encuestados asegura que, aunque los adultos parecen escucharles, sus propuestas no son tenidas en cuenta. Esta desconexión entre lo que los niños dicen y lo que los adultos perciben puede contribuir a un ambiente escolar poco saludable.
### La Brecha en el Conocimiento de los Derechos de la Infancia
Otro hallazgo significativo del estudio es que tres de cada cuatro niños nunca han oído hablar de sus derechos. Esta falta de conocimiento crea una brecha entre el marco legal que protege a la infancia y la realidad cotidiana de los menores. Muchos no saben qué pueden esperar o exigir en su entorno, lo que limita su capacidad para defenderse y buscar apoyo cuando lo necesitan.
Además, casi un tercio de los encuestados afirma no entender correctamente el lenguaje de los adultos. Un 14% reconoce tener dificultades para comprender a sus docentes, y este porcentaje aumenta al 16,37% cuando se trata de entender a políticos y medios de comunicación. Esta desconexión lingüística puede ser un obstáculo adicional para que los niños se sientan escuchados y comprendidos.
El estudio también aborda el entorno físico de los centros educativos, que juega un papel crucial en el bienestar de los menores. Más del 50% de los chicos y chicas encuestados creen que sus escuelas no están diseñadas para promover su bienestar ni adaptadas a sus necesidades. Muchos expresan el deseo de contar con espacios más luminosos y al aire libre, lo que sugiere que el ambiente físico también influye en su estado emocional y capacidad de aprendizaje.
La campaña ‘El Mejor Trato’, impulsada por Educo, busca generar conciencia sobre la importancia de tratar a la infancia con respeto y dignidad. Esta iniciativa promueve la reflexión sobre cómo los adultos interactúan con los menores y la necesidad de fomentar experiencias positivas en los entornos educativos. La prevención, el diálogo y la escucha activa son fundamentales para fortalecer las relaciones entre adultos y niños, creando espacios de confianza y respeto.
La responsabilidad de proteger a la infancia recae en toda la sociedad. Es esencial que los adultos se conviertan en aliados de los menores, escuchando sus preocupaciones y validando sus emociones. Solo así se podrá construir un entorno donde los niños se sientan seguros, valorados y capaces de expresar sus pensamientos y sentimientos sin temor a ser ridiculizados. La educación y la crianza deben ser un esfuerzo conjunto que priorice el bienestar emocional y psicológico de los más jóvenes, asegurando que su voz sea escuchada y respetada.